"SERE TUS OJOS ALLI DONDE NO PUEDES VER"



8/23/2010

Babalu Aye (San Lazaro)

Es el Oricha de la lepra, viruela, las enfermedades venéreas y en general de las pestes y miseria. Representa las afecciones de la piel, las enfermedades contagiosas, especialmente las venéreas y las epidemias en el ser humano. Medio hermano de Changó, cuando los adivinos se reunieron para la distribución de los reinos le fue entregado el Reino de Dajome. Arará Dajome de nacimiento según unos; aunque de tierra Lucumí fue a tierra de Dajome según otros. Es el santo más venerado de tierra Arará. Tiene el aspecto de un inválido, minado por un mal deformante, de piernas retorcidas y espinazo doblado. En Candomblé y Umbanda se lo representa cubierto de unos vestidos de paja. Deidad de la viruela, la lepra, y en general, de las afecciones de la piel. Orisha mayor y santo muy venerado. En realidad Babalú Ayé es un título que significa "padre del mundo" que se le daba a Chopono o Chakuana, el terrible Oricha de la viruela, cuyo nombre no podía pronunciarse. A este Santo le gusta trabajar con muertos. Su color es el morado obispo y su día es el viernes, aunque para otros es el miércoles. Su número es el 17 y habla en el 4, el 11 y el 13 del Diloggún (Irosun, Ojuani y Metanlá). COLLARES Cuentas de San Lázaro (blanco con rayas azules) aunque se combina con diferentes colores dependiendo del camino del Oricha. Cabe explicar que antes de recibir Babalu Aye se le da coco al del padrino para definir en camino del Oricha para de esta forma diseñar el collar y el Cacha con los colores adecuados. Babalu es hijo de Naná Burukú, criado por Yemayá, hermano de Oshumaré , Irokó, Ochun, y Nanu. Siempre lo acompaña como su vocero Eshu Afra. Las ofrendas más queridas son el maíz tostado, ministras de diferentes granos, mazorcas de maíz asadas, pan quemado, agua de coco, vino seco, etc. Muy venerado y a la vez temido, Babalú Ayé representa de igual manera el castigo como el alivio de las epidemias, puesto que es capaz de manejar tanto la enfermedad como su sanación. Él más que nadie sabe del abandono y la desesperación a la que se ve sometido el ser humano cuando enferma gravemente. A través de sus propias laceraciones comprende el dolor y mira con ojos compasivos a quienes, encontrándose en situaciones extremas, solicitan su ayuda. Oricha milagroso y piadoso, es también implacable con quienes se olvidan de cumplir las promesas que le ofrecen. Dicen de él que en su juventud fue muy vividor y mujeriego y que fruto de sus correrías, ya entrado en años, contrajo la lepra. Es por dicha razón que Babalú Ayé recorre el mundo predicando los principios rectos y honestos y las buenas costumbres. Caminando penosamente, hace sonar unas tablillas que anuncian su llegada para que la agente se aparte y pueda librarse de su contagio. Muchos creyentes aseguran que él es el encargado de recibir y velar por los muertos en el recinto del cementerio. Las vestiduras de Babalú Ayé son de tela de saco con pedazos de cintas moradas. Sus animales preferidos como ofrenda son la codorniz, el chivo castrado, las gallinas de guinea y los gallos. Los mensajeros de Babalú Ayé son las moscas y los mosquitos, portadores de enfermedades y plagas. Cuando Babalú Ayé se «monta» o incorpora a uno de sus hijos, éste aparece comportándose como un tullido débil y enfermo, cojeando, encorvado y agarrotado. Habla con una voz pastosa, como si sus vías respiratorias estuvieran cargadas de mucosidad. Imita movimientos bruscos para espantar los insectos que se posan en sus llagas, agita la escobilla limpiando el ambiente y barre el suelo de toda energía negativa. En numerosas ocasiones también pide vino seco o agua de coco para realizar sus curaciones santas. Los hijos de Babalú Ayé son dados a rigurosas promesas y sacrificios de flagelación. Muy caritativos y responsables, se preocupan por el bienestar, tanto físico como mental, de las personas de su entorno. Son también muy generosos y altruistas, dando gratuitamente no sólo comprensión, afecto y consuelo, sino también bienes materiales. Las personas necesitadas y desvalidas, tanto física como espiritualmente, se acercan instintivamente a ellos, para los que siempre tendrá las palabras más oportunas y las manos tendidas.


Hierbas de Babalu Aye:

Caldón, caldo santo, fruta bomba, escoba amarga, cundiamor, pendejera, higuereta, salvadera, canutillo, alacrancillo, mastuerzo, aguacate, albahaca, hierba buena, paraíso, bleo blanco, bleo rojo, vencedor, ceiba, hierba hedionda, hierba la niña y hierba fina.

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